Más allá de los datos históricos, estas fechas especiales nos sirven para detenernos -un ratito aunque sea, en mi caso éste es ese ratito- a pensar.
Fueron tantas las veces en las que un libro me permitió entrar en otro tiempo y conocer otras realidades, que no puedo menos que transmitir ese amor a la lectura, y por eso decidí dedicarle mi vida.
En la sociedad actual ("la sociedad del ruido y de la imagen", como la llamó Benedetti en uno de sus cuentos) muchas veces la idea de leer nos hace pensar en que es algo aburrido o una pérdida de tiempo, y yo creo que no hay nada más erróneo. Lo que sucede es que estamos muy acostumbrados a vivir en una vorágine, a hacer todo rápido y a tener a otros que hagan las cosas por nosotros; por ejemplo, la televisión nos enseña qué y cómo pensar, nos entretiene y -además- nos deja poco lugar para la imaginación... Y nos acostumbramos a ello.
Un libro, en cambio, hace que conozcamos las historias a nuestro modo y hace que podamos utilizar una de las armas más importantes y hermosas que tenemos: la imaginación. Un libro nos ayuda a viajar, a despegarnos de la realidad y a abrir un mundo desconocido sólo para nosotros.
La lectura hace que crezcamos de un modo diferente, que pensemos lo que nos sucede y lo que pasa alrededor de nosotros, a entender que no estamos solos, que no somos los únicos y que el mundo es inmenso. Con la lectura podemos vivir su belleza -y crueldad también-.
Son muchos los libros que despiertan nuestras emociones, nos vuelven niños, nos cambian el pensamiento y muchísimas veces ponen en palabras exactamente lo que nos pasa.
Sólo hay que buscar.
Hay que despertar y buscar. Porque leer es un modo de despertar y conocernos a nosotros mismos...
Podría seguir,
pero no. Voy a seguir con mi lectura de El lobo estepario, de Herman Hesse, quizá si lo leen más adelante podrán comprender la ansiedad que tengo de volver a sus páginas.
"Después de todo, a la gente siempre le ha gustado que le cuenten cosas. Así que el
memorioso leía y volvía a leer el breve folleto de su autoría ante un público cada vez más numeroso y los dejaba a todos con la boca abierta."Mario Benedetti
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